Los cargos electos consisten generalmente en llegar a la meta en una carrera llena de obstáculos, trampas secretas y compromisos en los que se concede algo para lograr algo. Pero en la comunidad latina, para que los líderes se conviertan en sus candidatos y luego en los funcionarios electos, también se requiere una base de confianza e inversión humana. Cuando reflexionamos sobre lo que ha sucedido en el último año con la controversia sobre las grabaciones filtradas de la conversación entre miembros del Ayuntamiento de Los Ángeles, la cuestión de la representación latina en Los Ángeles ha cambiado diametralmente. La crisis ha perdurado y todavía se siguen planteando las mismas preguntas tanto para quienes están dentro como fuera de la política de Los Ángeles, en este estado y más allá.
Lamentablemente, cuando nuestros líderes caen en desgracia – ya sea la ex presidenta del Concejo Municipal de Los Ángeles, Nury Martínez, o el senador estadounidense Robert Menéndez – todos los líderes latinos sufren, independientemente de si eso es o no justo.
Yo era un adolescente inmigrante e indocumentado, y cuando llegué a la mayoría de edad durante la administración de Bush y luego la de Obama, me convencí de la importancia de ser políticamente activo. Observando a los líderes del sur de California, a los de toda California, a los dirigentes nacionales, pude constatar que si bien los latinos tenían poder demográfico y económico, no están siendo elegidos, no están representados.
Entonces supe lo que sé ahora: jamás tendremos una suficiente representación latina en posiciones de poder. También supe que nuestros líderes tienen y tendrán defectos al igual que todos los demás. Gran parte de cómo se mide el liderazgo latino, en la práctica de nuestra representación, se basa simplemente en sus nombres, en la identidad del vecindario de donde proceden y, por supuesto, en el fenotipo físico, es decir, en el conjunto de sus caracteres visibles. Incluso, en el desempeño de la latinidad tal como la pueden haber desarrollado. California está hoy representada por un senador latino estadounidense, Alex Padilla, pero aún sigue sin tener un candidato favorito a gobernador, ni alcaldes latinos en todas las partes del estado.
La forma en que medimos el impacto del liderazgo es importante. A principios de este año, escribí sobre la necesidad de analizar la larga historia de los líderes latinos más allá de su elegibilidad, más allá de la manera tradicional de considerarlos. Sostuve que Los Ángeles ha estado en el centro de este desarrollo y que continúa manteniendo esa importante óptica.
Más allá de los cargos electos, existe un nutrido liderazgo latino en materia de educación, trabajo y justicia penal en la ciudad. Un vistazo rápido a los Departamentos de Estudios Chicanos y Latinoamericanos en nuestras universidades públicas, por ejemplo, debería reconocer que en la parte intelectual de nuestro trabajo está liderada por las latinas. La Dra. Verónica Terriquez dirige el Centro de Investigación de Estudios Chicanos de UCLA. La Dra. Charlene Villaseñor-Black dirige todo el departamento. La Dra. Leisy Abrego le antecedió.
En el sector privado, existe una transformación en la forma en que las instituciones financieras y los bancos ven a los latinos. Para ello, el Proyecto de Emprendimiento y Recuperación Económica Latina de UCLA ha publicado varias investigaciones sobre las necesidades de empresarios latinos y propietarios de pequeñas empresas latinos en todo el suroeste. La investigación señala que los latinos constituyen un activo sólido y confiable, pero que los prestamistas y los bancos no los consideran así. Los investigadores latinos están a la vanguardia de este trabajo.
La importancia de estos estudios radica en que el análisis de las necesidades condiciona la estructura de la financiación y el apoyo.
La aseveración según la cual “no existen suficientes líderes” puede ser un punto importante para solicitar más fondos para el desarrollo de liderazgo. Pero su medición descuida otras formas de liderazgo. Deberíamos entonces buscar oportunidades de financiación provenientes de fundaciones y partidos políticos que reconozcan el liderazgo actual y se estructuren su accionar a partir de ello.
La elección de Karen Bass es otro ejemplo de lo dicho. El apoyo que obtuvo por parte de los líderes y votantes latinos sorprendió a los encuestadores y a los políticos tradicionales.
Esto también es representación latina. La carrera por la alcaldía ha sido y siempre será un indicador del poder latino en Los Ángeles. ¿Por qué ha habido tan pocos alcaldes latinos en Los Ángeles, donde representamos la mitad de la población?
Tuvimos dos en la historia moderna de la ciudad: Antonio Villaraigosa y Eric Garcetti. Garcetti es mitad mexicano-estadounidense y mitad judío. Durante el siglo 19, hubo tres alcaldes latinos.
¿Qué es lo que sucede en el proceso de generación del liderazgo en la comunidad que impide que más líderes latinos y latinas, especialmente en la legislatura estatal, aspiren a lograr cargos más altos? En la actualidad, los latinos constituyen más de un tercio de los legisladores de California.
Tener un nombre latino, una cara latina no es suficiente. La conversación entre los concejales y un sindicalista, grabada en secreto, permitió que veamos el grado de racismo, externo e interno, de los ex concejales Nury Martínez y Gil Cedillo y el actual concejal Kevin de León. El incidente ha dejado un vacío de poder latino en el concejo municipal.
Nuestros líderes deben mostrar solidaridad en diversas formas. El liderazgo latino debe reflejar estar al lado de los más vulnerables y olvidados de nuestra comunidad.