ESTA HISTORIA CONTIENE CONTENIDO SENSIBLE
Esta historia incluye referencias al suicidio y la autolesión.
Si usted o alguien que conoce está en crisis y necesita ayuda inmediata, llame o envíe un mensaje de texto a Suicide and Crisis Lifeline al número 988, o visite el sitio web del 988 para chatear en línea.
En una cálida tarde de verano en el Centro de Recursos Chicanos de la Biblioteca del Este de Los Ángeles, Josof Sánchez saluda a ex alumnos y aprendices.
En los anaqueles de una parte de la biblioteca convertida en estudio de cine improvisado se pueden ver libros sobre el Movimiento Chicano y la Moratoria Chicana contra la Guerra de Vietnam.
“Somos productores de esperanza. Somos constructores de sueños. Esa es la misión”, dijo Sánchez. Ha trabajado con jóvenes durante décadas como comisionado de libertad condicional para el condado de Los Ángeles y, más recientemente, asesorando a jóvenes a través de un programa de cine en el Santa Monica College.
Su último proyecto, producido en asociación con el Departamento de Salud Mental del Condado de Los Ángeles, utiliza películas para capacitar a los jóvenes latinos para que se conviertan en defensores de la salud mental y ayuden a otros jóvenes.
Sánchez se sienta e induce a los jóvenes que se habían ofrecido como voluntarios para contar sus historias para que hablen.
“No ha sido un viaje fácil”
La participante Britany Flores ayudó a conceptualizar el proyecto cinematográfico, con el deseo de combinar la defensa de la salud mental con las artes.
Flores dió testimonio de sus dificultades para levantarse de la cama. Habló de los ataques de ansiedad que sufrió diariamente en la escuela. Contó que le diagnosticaron un trastorno de ansiedad generalizada.
También habló de los obstáculos que enfrentó al buscar ayuda.
“Como latina de familia de bajos ingresos y estudiante de primera generación, aprendí que la salud mental estaba… estereotipada y estigmatizada”, dijo Flores.
Su objetivo ahora es convertirse en psicóloga infantil forense. Por eso quería filmar su propia historia y coordinar a los otros participantes. Entre ellos está Anahí Jiménez, quien dijo que le diagnosticaron ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático cuando estaba en el tercer año de la secundaria.
“No fue fácil. Estuve a punto de volverme suicida”, recordó Jiménez.
“Desde entonces he estado en terapia. Tuve que aprender a hablar sobre mis problemas, porque en mi familia, y siento que en la comunidad hispana entera, simplemente nos dicen que sigamos adelante, que no sintamos lo que sentimos”, dijo.
Algo que Jiménez y todos los participantes tienen en común es la esperanza de que otros jóvenes que conozcan sus historias se sientan menos solos. Que su testimonio les dé a los otros la valentía de pedir ayuda si la necesitan.
Sin embargo, obtener esa ayuda puede ser especialmente difícil, ya que hay una escasez de terapeutas que comprendan los traumas que pueden surgir en una familia de primera generación.
Le llamó la atención a Sánchez que los jóvenes, la mayoría de ellos en sus 20 años, hablaran abiertamente sobre los momentos más difíciles de sus vidas.
“Te dicen básicamente lo que quisieran decirles a sus padres. A causa del estigma, de que les digan ‘supéralo, no te pasa nada, estás avergonzando a la familia’, sienten que pedir ayuda mental es una forma de debilidad”, explicó Sánchez.
Julie Matsumoto, quien trabajó con Sánchez en el proyecto y también dirigió el rodaje de la película, dijo que la pandemia unió a muchos jóvenes en un trauma compartido.
“La necesidad es enorme en lo que respecta a los servicios… los jóvenes sufren traumas, ansiedad, depresión y todo tipo de problemas”, detalla Matsumoto.
Otros jóvenes que participaron en el ciclo de películas hablaron sobre el alcoholismo dentro de su familia, la convivencia con un familiar que sufre de una enfermedad mental grave y su implicación personal con el sistema de justicia juvenil.
Viaje de retribución
Para Alex Nieves, esta es una forma de transmitir lo aprendido.
“Cuando yo era más joven, no sabía qué era la salud mental. No sabía que existía algo así… Al crecer vi muchos documentales… esas historias de superación me ayudaron, me hicieron querer retribuir a la comunidad”, dijo Nieves a LAist .
Andrea Barrientos dijo que está haciendo una carrera en recursos humanos, en parte por el miedo y la soledad que experimentó cuando era niña y sufría mentalmente en silencio.
“Estaré en la empresa, viendo a los empleados tal cómo son… y si puedo ayudarlos a hacerles la vida más fácil mientras estén allí lo haré”, dijo Barrientos. “Realmente quiero que la gente no tenga miedo de hablar sobre lo que sienten”.
Todas estas historias profundamente personales eventualmente se subirán a YouTube para llegar a la mayor audiencia posible.
El trauma personal condiciona el cuidado
Para Josof Sánchez, abordar el trauma juvenil es algo personal. Su propio padre luchaba contra la adicción y vendía drogas. Una vez, incluso escondió drogas en el pañal de su hijo.
Más adelante, cuando estaba sentado en un auto con su padre, Sánchez dijo que la policía encubierta allanó el vehículo.
“Atacaron el auto. Casi lo mataron a golpes. Había sangre por todos lados. Yo tenía sólo 5 años”, recordó Sánchez.
Desde entonces y hasta que cumplió diez años de edad, Sánchez dijo que no volvió a hablar. Tuvo dificultades para leer y escribir, lo que lo llevó a años difíciles en la escuela. “Todo esto fue un trauma”, dijo.
El trabajo de Sánchez con los jóvenes se basa en esa experiencia de la infancia, dijo. Para eso se dedica a ayudar a otros a afrontar su propio pasado.
Escuchar las historias de los jóvenes ha sido educativo para él y lo dejó profundamente conmovido.
“Es un honor que abran y se sinceren para que alguien más pueda ser atendido”, dijo Sánchez.
“Los padres también pueden verlo y luego pueden abrirse y decir ‘Necesito ayuda'”.
Esta historia se publicó originalmente en el sitio web de LAist.com, un medio de noticias socio de CALÓ NEWS.