Esta primavera, los graduados se abrieron camino en el escenario portando orgullosamente sus diplomas. Poco después ya se estaban preparando para las carreras profesionales a las que sus experiencias universitarias los prepararon. Uno de los ámbitos que da la bienvenida a estos potenciales nuevos miembros de la fuerza laboral es STEM (acrónimo de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en inglés).
En Estados Unidos, las mujeres constituyen la mitad de la fuerza laboral con educación universitaria. Pero en trabajos de ciencia e ingeniería, son solo el 34%, según datos del Proyecto Colaborativo Nacional de Niñas (National Girls Collaborative Project). Por otra parte, la cantidad de mujeres en estas ocupaciones aumentó en un 31% entre 2011 y 2021.
La fuerza laboral con características STEM en Estados Unidos, se ha vuelto gradualmente más diversa. Ha habido un aumento en la representación de las minorías latina, afroamericana y nativo americana, tal como se indica en el informe de 2023 del Centro Nacional de Estadísticas de Ciencia e Ingeniería, Diversidad y STEM: Mujeres, minorías y personas con discapacidades.
Está mejorando, pero la mejora es limitada
Aunque la proporción de estos grupos subrepresentados ha mejorado durante la última década, todavía es limitada. Los trabajadores latinos representan el 17% en todas las ocupaciones, pero solo el 8% de los trabajadores STEM, según el Centro de Investigación Pew.
En respuesta a estas brechas, varios programas de la Universidad Estatal de California (CSU) se dedican a aumentar la cantidad de mujeres en los campos STEM. Algunos de ellos son la Sociedad de Ingenieros Civiles en la Universidad Estatal Politécnica de California en San Luis Obispo, el Centro de Ciberseguridad de la Universidad Estatal de California en Santa Bárbara y el programa Mujeres en la Ingeniería de la Universidad Estatal de California en San Diego.
Para arrojar luz sobre estos programas y este problema, CALÓ NEWS habló con tres estudiantes latinas de STEM sobre sus pasiones por esta especialidad y de qué manera las han guiado hacia sus futuros programas en su carrera.
Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles de Cal Poly

La ingeniería, y especialmente la ingeniería civil, es una fuerza laboral de características STEM donde la representación de mujeres no es significativa, a pesar del crecimiento registrado en los últimos años. También faltan mujeres líderes dentro del campo. Solo el 47,1% de las ingenieras calificadas están empleadas en el rubro, en comparación con el 62,6% de los ingenieros calificados, según datos del Instituto Bansal de Ciencia y Tecnología.
Con esta brecha de género en mente, desde la década de 1980, el Programa de Mujeres en Ingeniería (WEP, por sus siglas en inglés) de Cal Poly Luis Obispo se ha comprometido a reclutar y retener a mujeres estudiantes de ingeniería e informática a través de la divulgación de sus programas, el apoyo suministrado a las alumnas que ya se encuentran en el campus universitario y la ulterior preparación para ser parte de la fuerza laboral. Este apoyo se lleva a cabo en sus 13 programas de carreras en ingeniería, como ingeniería biomédica e ingeniería ambiental. WEP incluye también a la Sociedad de Mujeres Ingenieras (SWE) y la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE).
Isabell Chavez, 22 años, San Luis Obispo, estudiante graduada de tiempo completo, ella/ellas/nosotras, latina

Precisamente, ASCE ha provisto “un balance entre los eventos sociales, profesionales y académicos para cualquier persona interesada en la ingeniería civil” desde 1980, dice el sitio web del programa, Cubre varias subdivisiones dentro del tema de la ingeniería civil, como recursos hídricos, transporte e ingeniería estructural. Su sección de estudiantes en la universidad constituye uno de los clubes de ingeniería más grandes de Cal Poly, con una membresía de 300 estudiantes. Una de ellas es Isabell Chavez, estudiante de tiempo completo graduada de ingeniería civil.
Nativa de Los Ángeles, la pasión de Chávez por la ingeniería y el campo STEM floreció ya desde la escuela secundaria. Eso la llevó a Cal Poly, en donde obtuvo su licenciatura en ciencias (2018-2022) y luego su maestría (2022-2023) en ingeniería civil, y también tomó parte en la sección ASCE de CSU.
“Cal Poly tiene muchos recursos realmente excelentes, especialmente el Programa de Mujeres en Ingeniería WEP, que últimamente ha crecido mucho”, dijo Chavez. “Trabajan en estrecha colaboración con la Sociedad de Mujeres Ingenieras (SWE), y les brinda a las mujeres en STEM que quieren dedicarse a la ingeniería un recurso para formar parte de una comunidad. Eso fue lo que me atrajo y me ayudó en mis primeros dos años de estudio. Logré obtener allí diferentes puestos de liderazgo, así como fomentar mi pasión por la tutoría”.
Además de historiadora y vicepresidenta de servicios comunitarios de la ASCE, Chávez también fue su presidenta entre mayo de 2021 y junio del año pasado. Ser la líder del club le permitió avanzar hacia el cumplimiento de su pasión con actividades tales como instrucción en escuelas locales sin programas STEM, y su actuación en la sección estudiantil de ASCE, incluidos en los equipos de Concrete Canoe y Steel Bridge.
“Me gusta crear un ambiente en el que los estudiantes obtengan una experiencia práctica, con la creación de proyectos que están fuera del salón de clases”, dijo Chavez. “Les damos a los estudiantes la oportunidad de obtener una experiencia práctica. Quizás no vean eso hasta el tercer año de estudios, que es cuando comienzan a tomar cursos en profundidad. En nuestra feria de empleo y otros eventos profesionales que tenemos, les proporcionamos un espacio en el que pueden obtener conocimientos técnicos para que se destaquen profesionalmente”.
El hecho de unirse a la ASCE al principio de su carrera universitaria le dio a Chávez la oportunidad de recibir asesoramiento por parte de estudiantes de último año. Luego, pudo a su vez guiar a los estudiantes de primer año.
La subrepresentación de mujeres, especialmente latinas, en el campo de materias STEM la impulsa a proponer más ofertas de identificación femenina en las jornadas de puertas abiertas y otros eventos de divulgación organizados por la ASCE.
“Aquí hay una red de mujeres ingenieras a las que los estudiantes pueden unirse”, dijo Chávez. “Es importante que vean a alguien con quien se puedan identificar. Yo misma pude experimentar eso cuando estaba en un programa de ingeniería en la escuela secundaria. Quisiera que yo y otros activistas seamos modelos a seguir para los [nuevos] estudiantes”.
A medida que se gradúa de su maestría, Chávez busca promover su futuro como ingeniera estructural obteniendo la licencia profesional después de mudarse a la región del South Bay, algo que además mejoraría la fuerza laboral de ingeniería civil en la zona.
“Definitivamente quiero unirme al campo profesional [en el Área de la Bahía] y continuar participando en programas e iniciativas de divulgación. Me veo haciendo eso, además de promoviendo la diversidad, igualdad e inclusión (DEI) en la ingeniería civil”, dijo Chávez.
Centro de Ciberseguridad de CSUB

Dado que gran parte de lo que hacemos, como realizar transacciones electrónicas con nuestro dinero o confiar nuestras contraseñas a nuestros dispositivos, depende de Internet, es fundamental garantizar que nuestro ciberespacio sea lo más seguro posible. La ciberseguridad es así de importante. Es el arte de proteger las redes, dispositivos y datos del acceso no autorizado o uso criminal. Es una práctica encaminada a garantizar la confidencialidad, integridad y disponibilidad de la información, según la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad.
Abigail Gutierrez, 27, becaria de CHIRP, ella/ellas/nosotras, hispana

A pesar de que este campo STEM en particular está dominado por hombres en una proporción de tres a uno, el Centro de Ciberseguridad de la Universidad Estatal de California en San Bernardino (CSUSB) apoya a las mujeres en esta carrera a través de sus programas de licenciatura y maestría, en los que están incluidos estudios nacionales de ciberseguridad, sistemas de información y tecnología con énfasis en la seguridad nacional e inteligencia, y análisis del crimen con énfasis en la ciberseguridad. Una de las estudiantes que trabaja en su licenciatura en análisis de inteligencia y delincuencia con énfasis en la seguridad cibernética es Abigail Gutiérrez.
Gutiérrez creció en South Central LA en un hogar latino. Es la hija mayor de una madre soltera y también una estudiante muy apasionada. Le atraen la tecnología, la seguridad cibernética y la justicia penal.
“Me gusta el hecho de que (la justicia) está luchando contra el cibercrimen, son mis dos temas favoritos”, dijo Gutiérrez. “Y la razón por la que me interesé en las computadoras fue que uno de mis tíos me regaló mi computadora de escritorio. Yo estaba muy emocionada. Pasé horas tratando de averiguar cómo funcionaba eso, cada pequeño detalle”.
Aunque enfrentó dificultades financieras que la obligaron a posponer el ingreso a la universidad durante algunos años, el otoño pasado se interesó por las ofertas de seguridad cibernética de CSUSB, como su Programa de Investigación de Innovación Cyber Halo (CHIRP). Eso aumentó su interés por el tema. CHIRP es una colaboración entre el Comando de Sistemas Espaciales (SSC), el Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (PNNL), la Universidad Estatal de California en San Bernardino (CSUSB) y otros socios de la industria que contratan estudiantes para varios campos cibernéticos.
“[CHIRP] realmente me ha ayudado, especialmente con mi título en inteligencia y análisis criminal”, dijo Gutiérrez. “Es mucha investigación, mucha preparación y mucho análisis. Eso me ayudó a adelantarme a otros estudiantes en mi propia clase. También hay muchos proyectos grupales, así que yo misma puedo guiarlos y ayudarlos”.
Aunque todavía están poco representadas, las mujeres se están uniendo activamente a la fuerza laboral en el campo de la seguridad cibernética y alcanzando puestos más altos, como directora de tecnología (7% de mujeres frente a 2% de hombres), vicepresidenta de TI (9% frente a 5%) y Directora de TI (18 % frente a 14 %), según el informe Cybersecurity Workforce Report: Women in Cybersecurity de (ISC)². En CSUSB, dice Gutiérrez, ha visto de primera mano un esfuerzo para que haya más estudiantes mujeres en el ciberespacio.
“He visto esa mejora recientemente”, dijo Gutiérrez. “Tuvimos una jornada de puertas abiertas sobre seguridad cibernética y vi a muchas chicas interesadas. También he visto recientemente que más de ellas se unen a [CHIRP] y que luego participan más. Creo que es genial porque no se sienten desanimadas y sienten que pertenecen”.
Si bien la falta de representación de mujeres en STEM motiva a Gutiérrez a continuar obteniendo su título, la esperanza de inspirar más interés en el campo por parte de los latinos es igualmente importante.
“Realmente espero que esto abra puertas a más estudiantes latinos y latinas porque siento que estamos subrepresentados”, dijo Gutiérrez. “Y no solo porque somos latinos, sino también porque algunos de nosotros no tenemos los ingresos que son necesarios para obtener un título. No tenemos los medios económicos. Programas como CHIRP son los que lo hacen posible”.
Mientras se prepara para su segundo año en el programa de seguridad cibernética de CSUSB, Gutiérrez considera su futuro después de la graduación. Estará trabajando con SSC durante dos años, parte de su experiencia con CHIRP. Ella sabe que está exactamente donde debe estar.
“Creo que todo se alinea para que yo pueda cumplir un cierto propósito”, dijo Gutiérrez. “Entonces, siento que lo que me sucede está destinado a suceder, como si fuera el destino. Y respecto a estas oportunidades, especialmente para gente de mi origen, no todos tuvieron las mismas oportunidades. Puedes hacerlo.”
Programa de mujeres en ingeniería de SDSU

El Programa de Mujeres en Ingeniería (WE) de SDSU apoya a sus alumnas y profesoras a través de WE Chats, WE Do Coffee Hour y su Programa Femineer. Amy González es la primera desde la izquierda.
En 2020, el 24,2% de las licenciaturas en ingeniería fueron para mujeres, y el 13% de ellas fueron latinas, según la Sociedad de Mujeres Ingenieras. Y en el mismo año, la ingeniería eléctrica ocupó el séptimo lugar entre los 10 mejores títulos de ingeniería otorgados a mujeres.
Amy Gonzalez, 22, San Diego, estudiante asistente del programa universitario de ingeniería de SDSU, ella/ellas/nosotras, mexicoamericana

Independientemente de su ránking, las mujeres en la ingeniería eléctrica son fundamentales para su campo a pesar del déficit de representación. Una estudiante que lo demuestra activamente es Amy González, latina de primera generación y nativa de Chula Vista que busca una licenciatura en ingeniería eléctrica en la Universidad Estatal de California en San Diego (SDSU).
Después de asistir a la escuela secundaria de Chula Vista, así como al colegio comunitario San Diego City College, González se transfirió a SDSU el otoño pasado. Es una universidad que siempre había sido su primera opción y que la ha apoyado durante el primer año de su carrera.
“El apoyo realmente es… están aquí para ayudarte. Hay muchos programas. Solo necesitas acercarte y pedir ayuda y ahí está”, dijo González. “Cada vez que estoy confundida, encuentro que hay alguien que me puede dar una respuesta. Además nos exponen a muchas empresas, así que puedo aprender lo que ellos esperan de los estudiantes una vez que nos graduemos”.
González no solo es estudiante de STEM, sino que también es miembro del Programa de Mujeres en Ingeniería (WE) de SDSU, que se creó en el otoño de 2019. WE brinda apoyo a estudiantes universitarios, graduadas y profesoras para cultivar una comunidad acogedora dentro de la Universidad de Ingeniería. Ofrece recursos varios y oportunidades útiles para tener éxito.
“Nuestro objetivo es crear esta comunidad, no solo con la facultad y el personal, sino también con las estudiantas”, dijo Thais Alves, la encargada de certificados de posgrado avanzado – Cátedra Paul S. Roel en Ingeniería y Gestión de la Construcción y asesora de WE en SDSU. “Queremos que las estudiantas también nos vean como parte de su comunidad. Queremos crear esta gran comunidad de mujeres en ingeniería. Todas son bienvenidas. Queremos tener nuestra comunidad y hacerles saber a las estudiantas que estamos ahí para ellas”.
Uno de los recursos proporcionados por WE es su Programa Femineer®, que “brinda a las alumnas de K-12 (de Jardín de Infantes al final de la secundaria, los grados previos a la universidad) un aprendizaje basado en proyectos, en mentoras de estudiantes de ingeniería y con oportunidades para visitar una universidad afiliada a Femineer® mientras se construye un programa para ellas y se forma una comunidad sostenible para los líderes STEM, tanto actuales como futuros”, según su sitio web.
“Estamos tratando de infiltrarnos en la comunidad K-12 para alentarlos a considerar STEM y, por supuesto, aquí en SDSU”, dijo Theresa García, vicedecana de Asuntos Estudiantiles en la Facultad de Ingeniería de SDSU.
Como estudiante miembro de WE, González tiene la oportunidad de visitar escuelas K-12 para enseñarles sobre ingeniería y, a través de su Cumbre Feminista anual, los estudiantes de escuela intermedia y secundaria pueden aprender sobre ingeniería a través de actividades prácticas.
“Se trata de exponerlos a la vida universitaria”, dijo González. “La mayoría de estos estudiantes son de primera generación o provienen de familias de bajos ingresos, por lo que nos parece muy bueno poder ayudarlos, de la misma manera que [los] programas me han ayudado a mí”.
Aumentar el número de mujeres estudiantes en los campos STEM es un objetivo importante para SDSU, especialmente para WE. Sus ofertas, como WE Chats, WE Do Coffee Hour y el Programa Femineer®, y la diversidad de su cuerpo docente femenino, pueden alentar a que más mujeres se involucren.
“Los estudiantes, cuando vienen aquí para visitar el campus dicen que aprecian ver mujeres profesoras en la Facultad de Ingeniería”, dijo Alves. “Algunos me han dicho que decidieron venir aquí porque sintieron que el ambiente era más acogedor y que tendrían mujeres profesoras. Es genial tener una variedad de instructores con diferentes antecedentes, y creo que eso es lo que tenemos aquí. Es un ambiente muy rico y diverso”.
En el otoño de 2022, el 33,2% de los estudiantes universitarios de la Facultad de Ingeniería se identificaban como latinos, según la Tabla de datos de inscripción por origen étnico de SDSU. A pesar de ser una universidad al servicio de los latinos y comprometida con apoyar a las latinas en la carrera de ingeniería, aún existen desigualdades dentro del campo profesional cuando ingresan a la fuerza laboral, algo que González espera cambiar.
“Se trata de ayudar a la próxima generación para que puedan tener una vida mejor”, dijo González. “Tal vez haciendo más cambios en el mundo STEM, creando las oportunidades que yo no tuve. Se trata de crear ese camino para que otros puedan mejorar sus vidas”.
Una persona artística de corazón a quien le encanta pintar y dibujar, González sueña con entrelazar sus dos pasiones trabajando con la empresa Disney como ingeniera eléctrica para crear nuevas atracciones en los parques de Disneyland. Además, la estudiante de STEM quiere inspirar y ayudar a otras mujeres en la fuerza laboral, de la misma manera que su fuente de inspiración, Katya Echazarreta, la primera mujer nacida en México en viajar al espacio exterior, quien también es ingeniera eléctrica, la ayudó.
“Me encanta la ingeniería porque puedo ser la primera en hacer cosas y mostrarle a otras personas que nosotras, como mujeres, tenemos potencial en STEM”, dijo González. “Más específicamente, me inspiré en Katya. Ella también es de San Diego City College. Es asombroso pensar cómo ha tenido esta oportunidad de ser la primera mujer (mexicana en el espacio), y que sea alguien como yo. Solo puedo esperar ser una fracción de lo que ella es e inspirar a otras personas así como ella lo hizo conmigo”.