Nuestras experiencias de parto son muy a menudo aterradoras. Son desafíos. No es lo que esperábamos. La medicina moderna ha hecho posibles las cesáreas. Y siempre estaré agradecida por tener esa opción, que al fin de cuentas, salvó la vida de mi bebé.

Una vez que el médico ordenó un parto de emergencia por cesárea, todo pasa rápidamente. Una enfermera entra en la habitación para hacerte firmar un documento donde apruebas la anestesia y la cirugía. Otras enfermeras te desconectan de las máquinas. Le entregan a su pareja una bata de plástico blanco para que pueda acompañarte en la sala de operaciones.

Puede ser difícil lidiar con una situación que no fue planeada, especialmente si eres una madre primeriza y no estás preparada, ni física ni mentalmente para el parto por cesárea. Y eso, sin siquiera mencionar todo lo que se necesita después de la cirugía para cuidar la herida.

Las etapas

Mi experiencia con una cesárea no planificada –después de un traumático trabajo de parto–  me familiariza íntimamente con las emociones que esta causa. Fue una montaña rusa de emociones; comencé sintiéndome aterrorizada, asustada, triste. Pero luego feliz, después de que todo terminó.

Yo no pensé que me pasaría a mí; estaba solamente preparada para un parto natural. Pero en los últimos 16 meses aprendí que los nacimientos son por lo general impredecibles. Es decir: cada nacimiento es único.

bebé con su padre después del parto
Papá y Levi en un momento de acercamiento. Foto: Amairani Hernández/CALÓ NEWS.

En los últimos años, los partos por cesárea se han vuelto más y más comunes. En 2020, California tuvo una tasa de parto por cesárea del 30,8%, lo que la ubica en el puesto 27 del país, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades*.

Otras madres han experimentado lo mismo. Me ayuda saber que no estoy sola. Algunos amigos y compañeros de trabajo también han tenido cesáreas. Siempre me intereso por conocer lo que pasaron.

No hay nada más aterrador que tener que tomar a última hora la decisión de someterse a una cirugía. Y sí, una vez terminada, comienza una recuperación larga y dolorosa, tanto física como emocionalmente. En mi caso, una cesárea no era lo que yo quería. Sin embargo, un año después, puedo decirles a mis compañeras de cesárea que todo está bien. Vamos a estar bien.

5 consejos

Estos son los cinco consejos que toda mamá de cesárea debe saber.

La cicatriz disminuirá lentamente 

Después de la cirugía, tenía un gran vendaje en el abdomen. Inicialmente pensé que la incisión era muy grande. En los primeros días, pretendí ignorar que me habían cortado. La verdad es que me daba miedo ver cómo se veía. Dos semanas después, cuando mi médico me permitió quitarme el vendaje, pude ver la incisión. Cuando llegué a mi casa y me miré en el espejo, me di cuenta de que apenas era visible. Un año después mi cicatriz es una línea delgada y clara. Ese es mi pequeño recuerdo de todo lo que tuve que pasar.

El dolor desaparecerá

Mi recuperación de la cesárea fue agotadora.  Estaba demasiado medicada como para poder sostener a mi bebé después de la cirugía. Estaba agotada después de los dos días en los que traté de dar a luz de forma natural. 

Honestamente: te dolerá sentarte, te dolerá reírte y te dolerá hacer cualquier cosa. El viaje a casa fue lo peor. Cada bache en el camino me hacía daño. ¡El dolor era horrible! 

Lo peor es tener que levantarse de la cama por la noche para ir al baño. El dolor en una escala del 1 al 10 fue definitivamente un 10. 

Pero al igual que tu susto, el dolor desaparecerá.

La incisión no se abrirá, así que no te asustes 

Al día siguiente de dar a luz, la enfermera me pidió amablemente que me pusiera de pie y que caminara. Estábamos solo ella y yo en la habitación, porque mi pareja estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con nuestro bebé. Asombrada de que nos hacen caminar tan solo un día después de la cirugía, me levanté lentamente. Fue muy doloroso. La enfermera me trajo una banda para poner alrededor del estómago. Y damas: esa banda para el vientre fue como un salvavidas para mí. Poder caminar me hizo sentir como si fuera una supermujer. Mi única motivación era ir a ver a mi bebé en la UCI. No sé de dónde saqué toda esa fuerza; hasta la enfermera se sorprendió de lo bien que caminaba.

Apóyate en tu equipo de soporte

Tener un equipo de apoyo fue realmente útil. Aunque mi equipo constaba de no más que dos personas, fueron más que suficientes. Mi pareja y mi mamá estuvieron presentes durante toda la experiencia. Les estoy muy agradecida. 

Después de una cesárea, se necesita mucha ayuda. No podrás cocinar ni limpiar. Ni lo pienses. Necesitarás descansar mucho para que tu cuerpo pueda sanar adecuadamente. Te tendrán que ayudar a levantarte, cargar al bebé, ducharte, cambiar los pañales, sentarte o subir las escaleras. Incluso necesitarás ayuda para ponerte los zapatos.

Mi bebé despues de la cesarea
Mi mamá se quedó con nosotros durante dos semanas para ayudarme con la casa y con el bebé. Foto: Amairani Hernández/CALÓ NEWS.

Tus músculos volverán a aprender a funcionar

Un mes después de dar a luz, intenté hacer ejercicio. No fue la mejor idea. No podía levantar pesas. El abdomen me dolió durante aproximadamente una semana. Aunque yo sabía que mi cuerpo no estaba listo para hacer ejercicio, seguí intentándolo. Tres meses más tarde, fue más fácil, pero yo todavía no me sentía al 100%. Recién al año de dar a luz sentí que mi cuerpo estaba mucho mejor que cuando intenté hacer ejercicio por primera vez. La práctica y la paciencia son las claves para volver a tu rutina de ejercicio.

Mamás: dejen de preocuparse por cómo llegó su bebé

Los resultados de mi trabajo de parto estaban lejos de lo que había imaginado y esperado. Eso me abrumó. Me sentí engañada. Me sentí fracasada. Sentí que no había pasado por la experiencia real del parto. Pero ahora, mirando hacia atrás, sé que cada experiencia de parto es real, incluso para las madres con cesárea. Sí, dar a luz es doloroso. Convertirse en madre requiere sacrificios. Y una experiencia de parto sigue siendo una experiencia de parto.

En algún momento, me intrigó saber cuántas madres tienen cesáreas. Quería conocer su experiencia, saber lo que pasaron. Afortunadamente, otras mamás se acercaron a mí después de dar a luz, me dieron consejos y compartieron conmigo sus propias experiencias personales. Sorprendentemente, durante mi embarazo, muchas otras mamás en mis redes sociales también estaban embarazadas. Recuerdo haberme preguntado: ¿esta mamá, realmente tuvo un parto ‘regular’? ¿O fue como ‘el resto’?

Un día, eso simplemente me dejó de importar. No sé qué me permitió superarlo. Pero lo hice. Ahora me importa más saber cuándo volveré a dormir toda la noche, o cuándo mi casa dejará de parecer como si hubiera sufrido un tornado cada pocas horas.

Mamás: independientemente de dónde estén en su recuperación, ¡aguanten!

Si te sientes triste, asustada, cansada o cualquier cosa menos perfecta, está bien. Todas vivimos lo mismo. El tiempo te curará física y emocionalmente. Mamás, al final de este viaje, cada lucha, cada puntada y estría, valen la pena. Si bien el nacimiento de tu hijo te puede parecer algo abrumador y definitorio durante los primeros días, recuerda que hay toda una vida por delante que será mucho más gratificante y plena de hermosos recuerdos. ¡Así que aguanta! Tú sí puedes, madre. 

Si en algo puedo ayudarles, jóvenes madres y padres, no duden en escribirme a amairani@latinomedia.org.

Sigue mi columna Mami & Me aquí.


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Amairani Hernandez is a native of Los Angeles and a graduate of the California State University of Los Angeles with a degree in Broadcast Journalism. She is a staff multimedia journalist, who focuses on...