Una mujer recorre las calles de mi barrio, Lake Balboa, en el Valle de San Fernando. Lleva en la mano un montón de folletos coloridos y brillantes. Camina con mesura y calma, pasando de una casa a la otra y dejando un folleto en cada hogar. Es material electoral. Mi esposa sale al patio; se encuentran. Surge una conversación.
Ella es la madre de Isaac Kim, uno de los siete candidatos* para el Concejo Municipal de Los Ángeles en las próximas elecciones del 4 de abril. La Sra. Kim agradece la oportunidad de hacer proselitismo, de conversar, de explicarse. Ella y mi esposa inician una conversación que gira y se enfoca en los niños. La señora Kim dice que está orgullosa de su hijo candidato, que es responsable, que es excelente, que cumplirá a la perfección el papel y que más que nada, que es un buen hijo.
Y sigue su camino.
En esta campaña para reemplazar a Nury Martínez, quien renunció a su puesto de concejala el 22 de octubre pasado, hay muchos candidatos y, por ahora, ningún favorito.
Quien gane los comicios estará a cargo del Distrito 6, que incluye Van Nuys, North Hollywood, Panorama City, North Hills, Arleta y Lake Balboa. Este último es el barrio donde vivo desde 2014.
Estas elecciones son todo menos ordinarias. Se gestaron en la polémica que desencadenó la convocatoria a votación. Martínez, los también concejales Gil Cedillo y Kevin de León –y Ron Herrera, presidente de la Federación Laboral del Condado de Los Ángeles– fueron los participantes de una reunión de contenido racista e intolerante en la que buscaban coordinar un frente común para las próximas elecciones. Este episodio expuso la fragilidad de las relaciones entre las comunidades de color en nuestra ciudad, y también el racismo que existe en el mismo seno de la comunidad latina hacia grupos marginados.
Hoy, a muchos el Ayuntamiento les parece un antro de corrupción. La reportera del Los Ángeles Times Dakota Smith, cuenta que “Un candidato se refirió al Ayuntamiento como el Tammany Hall de Los Ángeles”. El Tammany Hall es el apodo que se le dio a la corrupta maquinaria política demócrata que dominó la ciudad de Nueva York durante más de un siglo.
La revelación de la conversación puso en entredicho la relación entre afroamericanos y latinos en esta ciudad.
Avergonzó a los latinos en Los Ángeles y desató una furia pocas veces vista entre muchos angelinos, especialmente afroamericanos, que vieron traicionada su frágil alianza con los latinos. Una furia que algunos consideran exagerada y ya demasiado prolongada, porque este “no es el momento para vendettas”.
El resultado es bien conocido. Gil Cedillo vio cómo su vida política terminaba en la ignominia después de haber sido quizás el más prestigioso y glorificado de nuestros líderes por su prolongada lucha por las licencias de conducir para los inmigrantes indocumentados. Nury Martínez renunció a su cargo; su vida política ciertamente ha terminado. Herrera también renunció. Kevin de León todavía se aferra a su silla, tratando de hacernos recordar lo mucho que hizo por los latinos durante muchos años en múltiples puestos electorales.
Con la renuncia de Martínez, la salida de Cedillo y la lucha por la retaguardia de De León, la dirigencia latina de Los Ángeles ha sido decapitada. Este escándalo creó un vacío político en la comunidad. Se han perdido décadas de experiencia en el gobierno local, de conocimientos que solo el tiempo pudo adquirir.
El resultado de la actual campaña electoral para reemplazar a Martínez en un distrito que quedó sin representación podría exacerbar este problema. No hay aspirantes veteranos, ni experimentados. Conocidas activistas como la ex asambleísta estatal y activista ambiental Cindy Montañez, la integrante de la junta del LAUSD Kelly Gonez, y Angélica María Dueñas -quien perdió las elecciones al Congreso ante Tony Cárdenas en noviembre pasado- se abstuvieron de lanzar sus candidaturas.
Y así, los siete candidatos que calificaron para la primera ronda,** son novatos, con poca experiencia ejecutiva y sin pericia electoral. Cuatro de ellos son latinos. Hay poca información disponible para ayudar al votante a elegir. Es difícil diferenciarlos, señalar al más adecuado para el puesto. Es difícil predecir cuál de ellos será el futuro líder de la ciudad.
Entonces, ¿qué tipo de nuevo comienzo es ese, cuando los que se van son monumentos políticos históricos y los que quieren reemplazarlos, meros aprendices?
La verdad, sin embargo, es que los candidatos -con tres de los cuales, Imelda Padilla, Marisa Alcaraz y Marco Santana, he hablado en las últimas semanas- impresionan por su franqueza, su juventud y energía, y una sinceridad que contrasta con la imagen que tenían sus antecesores. Estos tres son directos y parecen muy capaces.
Este es un grupo de jóvenes aspirantes, de representantes de la próxima generación, de activistas que son ambiciosos y que quieren servir en posiciones importantes.
Pero también les une un frío cálculo político. Pocos votantes suelen participar en las elecciones intermedias. Y cuantos más candidatos dividan el voto, mejor. Eso significa que para ganar, necesitan solamente una fracción de lo que normalmente deberían obtener. Ocurrió antes, en el mismo distrito. La propia Nury Martínez ganó en 2013 con un total de 5.484 votos, solo el 11% del potencial volumen electoral. En comparación, en noviembre pasado, el 44% de los votantes de Los Ángeles participaron en las elecciones para la alcaldía de Los Ángeles.
Así, para cada uno de estos tres candidatos la victoria es posible y está a la vista. Y la victoria de cualquiera de ellos traerá sangre nueva al Ayuntamiento.
Todos los candidatos son angelinos inteligentes que le tomaron el gusto al servicio público y que quieren más. Me reuní separadamente, a través de Zoom, con Padilla, Santana y Alcaraz para conocer sus posiciones, comprender su retórica, poder evaluar su compromiso a cumplir con la comunidad latina y también sus posibilidades de prevalecer en una confrontación electoral de siete aspirantes.
Estos tres son, en mi opinión, los mejores para la comunidad, cada uno de ellos en el área específica en el que se destaca. También son los que tienen más probabilidades de ganar. Las diferencias de origen, cultura, ideología o experiencia entre sí son pocas y poco significativas. Y sí, los tres son latinos.
Cada uno de los tres insiste en su origen humilde, en que con sus logros han superado a sus padres. Han sido los primeros en sus familias en asistir a la universidad. Luego de terminar sus estudios, cada uno de ellos regresó a su barrio para ayudar a los demás. ¿Qué más?
Lo primero que dice Alcaraz es que es madre soltera y latina, y que nació y creció en el Valle de San Fernando. Aquí ha vivido por más de 30 años. Su hija Emma asiste a un jardín de infantes en Van Nuys.
Ha estado trabajando en la municipalidad de la ciudad desde 2009, ahora como subjefa de personal y directora de política ambiental del concejal del Distrito 9, Curren Price. Su trabajo incluye desarrollar programas de prevención para las personas sin hogar. Alcaraz entiende cómo funciona la ciudad y se le atribuye protagonismo en la lucha para aumentar el salario mínimo a $15 la hora.
Los padres de Padilla llegaron aquí desde Jalisco, México, y ella nació en Van Nuys, hija de un ensamblador de fábrica y un jardinero. Fue diputada de campo de la misma Nury Martínez entre 2013 y 2014, lo que le confirió experiencia administrativa. Se mueve con soltura para organizar planes de desarrollo, dominar números y desarrollar proyectos, especialmente en temas de justicia ambiental que aprendió con el grupo comunitario Pacoima Beautiful. Padilla insiste en que ella es la más preparada, también gracias a su trabajo como organizadora comunitaria con Los Ángeles Alliance for a New Economy” (LAANE). Preside la Junta de Directores del Los Angeles Valley College.
Este es su segundo intento electoral. Hace siete años, se postuló sin éxito para un puesto en la junta del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD).
Santana nació de padres inmigrantes mexicanos y se crió también en el distrito con sus tres hermanos. Muestra un profundo conocimiento de los problemas de vivienda y organización comunitaria. Es director de participación en LA Family Housing, una organización sin fines de lucro que gestiona viviendas para personas sin hogar. Es un activista reconocido.
Todos ellos quieren hacer que se construyan más viviendas en el distrito, allí donde sea posible, especialmente en áreas de residentes de bajos ingresos donde el problema del hacinamiento y los altos precios es más doloroso.
Surgen otras cuestiones puntuales. ¿Qué pasa con el desarrollo del aeropuerto de Van Nuys, donde el ruido y los gases de los aviones privados nos enferman? ¿Cuánto tiempo más tomará construir la línea de tren ligero del Este del Valle de San Fernando que eventualmente conectará la Línea Naranja con Metrolink en la estación Sylmar? ¿Diez años? ¿Cómo garantizar que los preparativos para los Juegos Olímpicos de 2028, donde el Área Recreativa de la Cuenca de Sepúlveda será un centro importante, no causen más problemas para los residentes del distrito? ¿Cuándo se repararán las calles rotas y las aceras desmoronadas de mi vecindario? Todos contestan sin vacilar. Ya habían pensado en las respuestas.
¿Quién apoya a cada uno de ellos? Cuando encontramos a cada uno, la página de respaldos en el sitio web de Marisa Alcaraz decía “En construcción”. Todavía lo dice. Marco Santana recién había recibido entre otros el importante endoso del Los Angeles Times en su editorial del 5 de marzo, agregado a grupos del medio ambiente, organizaciones LGBTQ, filiales del partido Demócrata, una concejal, una líder educativa y un senador estatal.
Padilla contaba con el aval de tres miembros de la Junta del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles y la concejal Mónica Rodríguez. Ahora su página de apoyos se pobló con cuatro sindicatos, y una lista de líderes comunitarios, educacionales, contra violencia doméstica y activismo LGBTQ.
Parece que aún se vienen respaldos más importantes.
¿Cuál de los tres debería ganar?
La verdad es que estos tres candidatos nos honran. Tanto Santana como Alcaraz o Padilla serán, si resultan electos, cualificados y respetables como concejales y una mejora en comparación a Nury Martínez. Les deseo más que suerte. Les deseo que conserven la ingenuidad, la sinceridad y la energía de la juventud. Porque los necesitamos así como están, ahora.
(*) Al menos uno más se postula como candidato “por escrito”, o sea que no aparece en la boleta electoral y hay que escribir en ésta su nombre
(**) En caso de que ninguno de los candidatos obtenga la mayoría más uno de los votos, habrá una segunda vuelta entre los dos primeros, el 27 de junio.